Bueno, si tienen buena memoria, tal vez recordarán que Tony y Gerch, dos de los antiguos crepachuyences, escriben un libro sobre un cazavampiros llamado Eric Caarson (el cazador, no el libro, éste se llama "El Ángel Negro"), de diecinueve años (bueno, a medio libro cumple veinte), perteneciente a un grupo caza vampiros llamado Dead Blood Crew, que tiene que viajar a Alaska para asesinar a un grupo grande de vampiros.
También es posible que recuerden que subieron los primeros tres capítulos de su libro a crepachu para su libre descarga legal, aunque acabe de buscar esa entrada y no la haya encontrado.
Bien, hay una esena de su libro que me ENCANTÓ. En ésta esena, una equivocación en las palabras de Fernanda, miembro (y jefa; WOO, FERNANDA ROCKS!) del grupo, provoca que Bere... sólo lean.
(Advertencia, puede haber un poco de groserías)
—Tampoco sería raro que pronto Pablo y Giovanni salieran juntos —sugirió Fernanda.
Esta vez nadie se rió, sólo miramos a Bere. Fernanda acababa de cometer un grave error. Todos sabían que Bere estaba enamorada de Giovanni excepto, extrañamente, Giovanni.
—¿Qué te pasa estúpida? —dijo Bere.
—¡No me hables así, maldita zorra! —contestó Fernanda.
—¡Pues no digas estupideces, reverenda idiota!
—Te me vas callando, copia gratuita de emo.
—Cállame cuando me mantengas y me des de tragar, perra jodida del infierno.
—Yo soy la jefa del grupo, así que yo te puedo tratar como se me de la maldita, estúpida y rechingada gana.
—Tú sólo me tratas así porque estás tan retrasada que Gabriel no te corresponde.
Esas fueron las últimas palabras antes que Fernanda se lanzara contra Bere.
Bere tomó del pelo a Fernanda y la aventó por la ventana de la camioneta. Fernanda se levantó e hizo lo mismo con Bere. Comenzaron a rodar en el suelo mientras se cacheteaban una a la otra, diciéndose maldiciones (eso me encantaba de ellas, se sabían mil) que sonaban muy bien con sus voces. Se levantaron; Bere pateó a Fernanda en el estómago a lo que Fernanda reaccionó con un golpe en la nariz sacándole la sangre a su contrincante.
—¡Uh! —exclamaron todos, yo incluido.
Al momento que esto ocurrió el grupo de Vancouver estaban bajando de su camión.
—¡Ya se te hizo maldita! —le gritó Bere a Fernanda cuando Gabriel la sostenía.
Todos sabíamos por qué lo decía, excepto los canadienses de Vancouver. Ellos no tenían idea de qué había pasado, pero Bere les dio el gusto de repetirlo para que supieran.
—¡Bésalo idiota —exclamó Bere—! No te quedes ahí parada como la retrasada que eres, bien que te gusta.
—¡Cállate hija de puta!
En ese momento Gabriel volteó con Fernanda y preguntó:
—¿Te gusto? —todos los de Vancouver comenzaban a murmurar.
—Emmm —wow, dijo lo más in— ah… sí —confesó Fernanda a Gabriel.
—Pues… a mí también me gustas.
Y luego de decir eso, Fer y Gabe se besaron.
Terminaron de besarse y Bere le hizo la Britney señal a Fernanda. Verlas Pelear era muy divertido, y más porque sabía que se reconciliarían y seguirían siendo las “beffasZ 4evvitHaaa”, como Fernanda decía y escribía.
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